PAUTAS PARA REALIZAR UN ANÁLISIS DE TEXTO SEGÚN EL MODELO DE EXAMEN DE LAS PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD EN CASTILLA Y LEÓN
En el ejercicio de Comentario de texto al alumno se le pide lo siguiente:
- Resuma el texto (máximo 1 punto).
- Señale el tema, la tesis y los argumentos (máximo 1.5 puntos).
- Indique tres elementos formales empleados en la construcción del texto (máximo 1 punto).
- Redacte su opinión sobre el tema del texto, de forma breve y razonada (máximo 0.5 puntos).
Resumen
No se puede hacer un buen resumen (ni el resto del comentario) sin haberse asegurado de haber comprendido bien el texto. Ello requerirá más de una lectura atenta. Hay quien subraya lo más importante para tener una base a la hora de sintetizar. Se valora “la capacidad para expresar con brevedad y con palabras propias el contenido del texto”. Por tanto, el resumen ha de ser breve (dependerá de la densidad del contenido) y se ha de elaborar con palabras propias que condensen lo esencial del contenido (no copiar y pegar). Hay que centrarse en las ideas principales y prescindir de las secundarias y, a ser posible, evitar tópicos o clichés, aunque este recurso sea de utilidad para quienes no han desarrollado la destreza suficiente.
Tema
Es el asunto, la idea central que recorre el texto. Sería la respuesta a la pregunta: ¿De qué trata el texto? El tema ha de estar expresado de forma muy concisa; se trata de poner un título al texto (distinto al que tenga, obviamente) pero que refleje el contenido de la forma más precisa posible.
Tesis
En este apartado deberemos recoger de una forma precisa y clara la opinión que defiende el autor en relación con el tema expuesto, su posición ante la realidad o el asunto del que habla el texto. Y de alguna forma la conclusión a la que llega o que pretende exponer. No obstante, no todos los textos que a veces se someten al análisis del alumno presentan una tesis como tal, pues al tratarse de artículos periodísticos en ocasiones el autor divaga, presenta varias opciones sin decantarse por ninguna en concreto, se pierde en anécdotas, busca el efecto humorístico, se esconde en la ironía, incluso puede llegar a contradecirse. En estos casos resulta complicado formular una tesis y así se debe hacer constar al resolver el ejercicio. Por tanto, la tesis puede aparecer o no, y así será explícita o implícita. Generalmente, la tesis muestra las ideas u opinión del autor, por lo que hay que ser fiel a lo que diga y no exponer nuestros planteamientos, sino lo que el autor plantea (ya tendremos tiempo de dar nuestro parecer en el comentario crítico u opinión personal). Aquí podemos también hablar de la estructura ya que si el autor parte de los argumentos y termina con una conclusión general a modo de tesis tendremos un texto de estructura inductiva (muy frecuente, de lo particular a lo general); si la tesis o idea general está al comienzo del texto y después desarrolla los argumentos particulares hablamos de estructura deductiva (va de lo general a lo particular); si el autor comienza con la tesis, sigue con los argumentos y vuelve a reformular la tesis o conclusión al final estaríamos ante una estructura encuadrada o circular; y, finalmente, si la tesis se repite de forma constante a lo largo de todo el texto podríamos hablar de estructura o tesis reiterativa.
Argumentos
Para conseguir que el lector comparta la tesis que defiende, el autor se vale de los argumentos, que son de muy variado tipo y de diferente fuerza de convicción, basados algunos en la opinión de expertos en el tema, otros en datos o hechos objetivos o verificables, en la experiencia propia o ajena, en ideas generalmente admitidas, en la moral, en los sentimientos, etc.
Los argumentos que podamos encontrar dependerán mucho del texto ante el que nos hallemos; no obstante, podemos destacar, entre los argumentos más habituales, el de autoridad (la argumentación se apoya en la opinión de un experto en la materia, un filósofo, pensador, científico… de reconocido prestigio); el estadístico (sobre hechos que pretenden justificarse en datos verificables, estadísticos, con cifras, porcentajes… bien cuantificados); el argumento de comparación o analógico (para demostrar algo recurrimos a una situación o afirmación similar, se establece una semejanza); el argumento de ejemplificación (se citan casos concretos para intentar demostrar una idea más general); el argumento de universalidad o generalización (se trata de convencer de algo mediante la afirmación de que la mayoría de la gente piensa así o bien se presenta algo de forma generalizada aunque no siempre afecte a la totalidad); el argumento experiencial o de experiencia personal (el autor del texto trata de demostrar algo a partir de sus observaciones o vivencias personales, o de alguien próximo a él que se las ha comunicado); el argumento sapiencial (se recurre a refranes, frases hechas, aforismos…); el argumento de cita textual (entre comillas -o cursiva- introduce el mensaje de otro emisor; lo importante no es quién lo dice, sino lo que dice).
Aunque los expuestos son los más frecuentes, también podemos encontrar otros como los de causa-efecto o de consecuencia (se juzga un hecho o se pretende convencer de que algo es positivo o negativo en función de sus consecuencias); de definición (la argumentación se basa en precisar con claridad el significado o naturaleza de un concepto o de una realidad), de contraste (en este caso destacamos las grandes diferencias entre aquello de lo que queremos convencer y otra realidad, aunque al mismo tiempo se puede encuadrar en el de comparación o analógico con la especificidad de que se contrastan elementos con objeto de resaltar diferencias y no similitudes); “Ad hominem” (para quitarle valor a un argumento contrario atacamos de forma personal a quien lo defiende denigrándolo, censurándolo, desprestigiándolo… pero esto se da más en críticas virulentas); de refutación (en lugar de argumentar a favor de nuestra tesis argumentamos en contra de la tesis contraria); de concesión (se acepta provisionalmente una idea, hecho o argumento de la tesis contraria para, a pesar de ello, reafirmar la nuestra); morales (basados en sí es éticamente aceptable o no); afectivos (si se recurre a los sentimentales o se apela a las emociones) amén de las falacias que son argumentos no válidos por estar mal construidos, partir de premisas falsas y, en consecuencia, sacar conclusiones erróneas (pero no es habitual que se dé en los artículos periodísticos que se suelen poner en los exámenes).
Tres elementos formales relevantes empleados en la construcción del texto
Este apartado del comentario es tan amplio y general que resulta difícil concretar unas orientaciones que sirvan para todos los textos pues se trata, en definitiva, de seleccionar tres rasgos significativos, relevantes, importantes para entender cómo está escrito y construido ese texto. Hablar de aspectos o elementos formales es hacerlo de elementos lingüísticos, pero, obviamente, no todos los textos nos van a dar el mismo juego ni a todos vamos a poder sacarles el mismo jugo, así que conviene fijarse mucho y extraer, con ejemplos, aquellos más relevantes para dar idea del conocimiento que tenemos de los usos lingüísticos en sus distintos niveles. 😉
Aquí es donde podemos incluir la tipología textual y el uso y registro; en Castilla y León siempre se suele poner un artículo periodístico de opinión, así que, por lo general, lo habitual es que nos encontremos ante un texto expositivo-argumentativo y periodístico, de género de opinión, que podrá ser columna o editorial (artículo de fondo de la publicación, sin firma) -todo ello es la tipología textual– y cuyo lenguaje -aquí ya hablamos del uso y registro– tiende a ser culto, propio del registro formal y de nivel estándar. Como se ve, estamos hablando del tipo de lenguaje, del registro, de la variedad diafásica del lenguaje y podemos aprovechar para exponer aquellos elementos relativos a ello que destaquen. Aunque el lenguaje sea culto y de nivel estándar puede haber vulgarismos o coloquialismos e incluso, a la inversa, palabras que destaquen por su complejidad y elevado nivel, entonces tendríamos cultismos. Asimismo puede haber extranjerismos, tecnicismos, arcaísmos (voces anticuadas), siglas, acrónimos, marcas comerciales, eufemismos (en ocasiones incluso disfemismos), neologismos, topónimos (nombres de lugar), antropónimos (nombres de persona), en fin, todo aquello vinculado al léxico de la lengua. También se pueden señalar las palabras derivadas o compuestas, etc.
Otros elementos formales importantes son los referidos a la recurrencia léxica donde podemos encontrar diversas familias léxicas, o sea, palabras que sean de la misma familia y, en consecuencia, tengan la misma raíz o lexema (educación, educar, educador, educativo… Examen, examinar, examinador…) y los referidos a la recurrencia semántica, donde podemos ver distintos campos semánticos, es decir, conjuntos de palabras que (sin pertenecer a la misma familia ni tener el mismo lexema) están relacionados por la temática (por ejemplo, de educación: profesor, alumnado, examen, académico, currículo, universidad, asignaturas…; o de medicina: enfermedad, cirujano, medicamento, receta…; o de economía: superávit, recesión, finanzas, impuestos, etc.). Dentro de los campos semánticos hay uno especial que es aquel establecido por relaciones de hiperonimia-hiponimia donde los hiperónimos son las palabras cuyo significado engloba el de otras, que serían los hipónimos, así hiperónimo sería flor, e hipónimos tulipán, rosa, margarita, alhelí; o vehículo sería hiperónimo y coche, camión, bicicleta, furgoneta serían hipónimos; o profesión podría ser un hiperónimo entre cuyos hipónimos podríamos tener profesor, médico, abogado, notario, y así sucesivamente.
Además de las relaciones de hipéronimo-hipónimos (como un especial campo semántico) podemos citar otras relaciones semánticas de la lengua si hallamos los pertinentes ejemplos en el texto que se proponga: sinónimos (totales o parciales), antónimos (graduales, complementarios e inversos o recíprocos), homónimos (palabras de diferente origen etimológico y de diferente significado que han venido a coincidir en su significante) o palabras polisémicas (ya se sabe que la polisemia es la pluralidad de significados que tiene un mismo significante o vocablo).
También podemos citar el uso de las llamadas figuras retóricas (a medio camino entre el aspecto argumentativo y el elemento lingüístico) tales como la metáfora (y la metonimia), la hipérbole o exageración, la ironía, la personificación o prosopopeya, las enumeraciones. Además puede mencionarse la función del lenguaje que predomine aunque puede darse una combinación de varias (expresiva o emotiva cuando el autor exprese su opinión, representativa o referencial cuando se limite a señalar un hecho objetivo, apelativa o conativa cuando intente influir en el lector, etc.). Se pueden señalar igualmente las marcas de subjetividad u objetividad (atendiendo a los verbos, la persona que predomina y otros elementos como exclamaciones, adjetivos valorativos, ejemplos de connotación, etc.).
Como se sabe, el artículo habrá de cumplir las propiedades del texto, que son coherencia (un texto con un razonamiento lógico), cohesión (que el texto esté bien engarzado, concatenado) y adecuación, es decir, que el texto se adapte a la situación en que se emite (en este caso, teniendo en cuenta que se trata de un texto que sale en un medio de comunicación y los posibles destinatarios). En cuanto a la cohesión, se pueden señalar marcadores discursivos o conectores (pues los textos, en mayor o menor medida, presentan cohesión interna, es decir, las partes que los componen -frases, párrafos- están unidos mediante diferentes procedimientos: En primer lugar, por otra parte, en definitiva, en efecto, por consiguiente, por lo tanto, en conclusión, etc.). La abundancia y el uso adecuado de los conectores consigue que el texto esté bien construido. También se puede aludir a los elementos deícticos o mostrativos (pronombres personales, adverbios de lugar y de tiempo, partículas demostrativas…). Y, además de los sinónimos antes mencionados, podemos hablar también de expresiones correferenciales, es decir, distintas palabras que se refieran a un mismo ser o ente (persona, objeto…); no es que sean propiamente sinónimas esas palabras, sino que se refieren a lo mismo de distintas maneras evitando la farragosa repetición (por ejemplo: Donald Trump y El presidente de EEUU; Cristinado Ronaldo y El futbolista del Real Madrid, etc.).
Por último, sobre todo para aquellos que tengan especial destreza en el análisis morfosintáctico, es fantástico poder indicar el tiempo (y modo) verbal que predomina (e incluso la persona) y el tipo de sintaxis empleada: si predominan las oraciones cortas o si, por el contrario, abundan las largas y complejas, si hay muchas oraciones simples o si predominan las compuestas o complejas; si existe mucha coordinación (o parataxis) o si existe más bien mucha subordinación (un texto muy hipotáctico).
En definitiva, se trata de un comentario lingüístico donde se deben señalar elementos formales de nivel gramatical (estructuras sintácticas: oraciones fáciles o complicadas, largas o cortas; predominio de oraciones coordinadas o subordinadas; tiempo y modo verbales que abundan; estructuras morfológicas: derivación, composición, siglas…), de nivel léxico-semántico (recurrencia léxica: familias de palabras; recurrencia semántica: campos semánticos, hiperónimos e hipónimos; sinónimos, antónimos, homónimos, palabras polisémicas o lo ya mencionado en el nivel de lenguaje y uso y registro de la tipología textual: cultismos, vulgarismos, tecnicismos, extranjerismos, arcaísmos…) e incluso, llegado el caso, podemos citar detalles gráficos (comillas, cursivas…) y fenómenos estilísticos como metáforas y metonimias, hipérboles o exageraciones, enumeraciones, ironía, etc.
Lógicamente, no encontraremos todos los elementos formales o lingüísticos en todos los textos, dependerá mucho de cada artículo, y, como quedó dicho, unos nos darán más juego que otros y a algunos podremos exprimirles más jugo que a otros, así que conviene fijarse y extraer los aspectos fundamentales que seamos capaces de encontrar poniendo el oportuno ejemplo de aquellos elementos que señalemos en este análisis lingüístico de los aspectos formales.
Nota: Conviene señalar que, actualmente, lo que antes se llamaban “elementos formales” ahora aparecen como mecanismos de cohesión (léxica y gramatical), pero viene a ser lo mismo. 😉
Opinión personal sobre el tema del texto, de forma breve y razonada
Se trata de la cuestión más abierta del comentario. No se trata de exponer lo que dice el autor sino lo que pensamos sobre lo que dice. Es algo muy subjetivo, conviene evitar los posicionamientos extremistas y, sobre todo, argumentar nuestra opinión. No es conveniente recurrir a tópicos o clichés aunque, en ocasiones, estos sirvan de ayuda a quienes se quedan totalmente en blanco. Es preferible ser original, no caer en reiteraciones o estructuras repetitivas que revelen pobreza léxica. Es bueno huir de cualquier apasionamiento visceral, no digamos ya de la descalificación o los ataques “ad hominem” teniendo en cuenta que más que nuestras ideas lo que importa -y se pretende evaluar- es la capacidad de expresión y razonamiento sobre un determinado asunto.
La posición que se tenga respecto de las ideas expuestas o el tema desarrollado en el texto puede ser favorable o contraria, pero lo más interesante es que sea matizada, es decir, que se detallen los aspectos compartidos y aquellos de los que se discrepa, siempre de manera justificada, bien argumentada, de tal forma que podemos dar la razón al autor en algunos aspectos pero hacer objeciones en aquello que no se comparta. Siempre es positivo ser buen lector, habituarse a leer prensa y, sobre todo, es cuestión de práctica; eso sí, sin hacer “paráfrasis” del texto, esto es, no hay que repetir lo que se dice variando ligeramente la expresión, sino exponer nuestra opinión sobre lo planteado en el texto, y para rebatir o apoyar la tesis del autor hemos de estar seguros de haberla comprendido bien con el fin de no cometer errores de interpretación.
En el siguiente enlace dejo unos textos periodísticos para proceder a su correspondiente comentario, cada uno de ellos cuenta además con unas propuestas de análisis sintáctico y análisis morfológico para todo aquel que desee practicar. Si alguno quiere desarrollarlos y una posterior corrección por mi parte, puede ponerse en contacto conmigo y, previo pago, indicaré los errores o correcciones pertinentes de aquello que se me envíe. 🙂
COMENTARIOS DE TEXTO – Miguel del Corral
Aunque los textos que se proponen para analizar en Castilla y León suelen ser periodísticos, en los siguientes archivos se pueden ver también de forma más exhaustiva las principales características de los distintos tipos de textos (humanísticos, técnico-científicos, jurídicos-administrativos, expositivo-argumentativos, periodísticos y publicitarios).
Textos humanísticos, científicos y jurídico-administrativos
Textos argumentativo-expositivos, periodísticos y publicitarios