
Ya iba siendo hora de que dedicara una entrada de mi blog a una de las mejores artistas y profesionales con que cuenta actualmente la ciudad de Palencia. Los que tenemos irrefrenable tendencia a las cuestiones intelectuales también solemos gustar del deleite que produce el talento artístico de aquellos que lo tienen a raudales y Patricia Castro Álvarez tiene una destreza y cualidades extraordinarias para el dibujo y para dejarlo plasmado en la piel con una técnica excelente de quien sabe proceder de una manera formidable, lo que la convierte en una excelsa y sublime tatuadora de las tierras vacceas.
Recuerdo que, a mí, de pequeño, me encantaba dibujar, de ahí que mi madre creyera que de ahí podía salir un futuro arquitecto, aunque tanto ella como yo enseguida nos daríamos cuenta de que si de algo sería arquitecto lo sería de las palabras, de las frases, de las oraciones, de los textos, en definitiva, de la comunicación a través de esos sistemas que llamamos lenguas merced a mis inquietudes intelectuales por el campo de las Letras y especialmente de la Lingüística. Dicho esto, el dibujo siempre me ha parecido una de las más sobresalientes expresiones artísticas y es que, no lo olvidemos, no deja de ser otro lenguaje, un código a través del cual también podemos expresarnos y, gracias al milenario arte del tatuaje, también dejarlo impreso en nuestra piel.

Frente al verba volant, esto es, las palabras vuelan, que nos viene a decir que el lenguaje hablado tiene carácter transitorio y efímero, surgió, bien es cierto que como sistema secundario, la escritura gracias a la cual podemos acceder a lo que otros plasmaron hace muchísimo tiempo. En contraposición a las cosas perecederas, las obras tales como los libros, los escritos (sean prosa o poesía, de mayor lirismo o de carácter más narrativo, etc., y cualesquiera que sean los géneros que se empleen) así como los dibujos, bien conservados, pueden permanecer larguísimo tiempo y si estos se realizan en la piel pueden acompañarnos hasta el fin de nuestros días. Y no solo el dibujo, sino que son muchos quienes, al tatuarse, también deciden, en uno u otro idioma, plasmar palabras, frases, versos, letras de canciones con los que evocar sus sentimientos, sus pareceres, su carácter, en definitiva, su idiosincrasia y reafirmarse a través de esta práctica que hunde sus raíces en culturas milenarias y que, por fortuna, parece que ha recobrado fuerza y se van abandonando cada vez más los absurdos e irracionales prejuicios de quienes veían de forma despectiva o con connotaciones tristemente negativas a las personas tatuadas. Como digo, afortunadamente, esa percepción va cambiando gracias a esa mentalidad abierta que cualquier persona con sentido común habría de tener.


Muchas pueden ser las razones que lleven a uno a querer tatuarse y, generalmente, quien lo hace repite. No vamos a comentar cada uno de los motivos que infinidad de personas podrían argüir. Me limitaré a mi simple y humilde experiencia pues yo mismo siempre quise tatuarme los escudos de mi apellido materno, de mi familia materna, “del Corral”, por el orgullo que siento y también como agradecimiento profundo e intensa e infinita gratitud rebosante de cariño hacia mi madre, mis abuelos maternos, mis bisabuelos y todos mis ancestros y antepasados de dicho linaje, de mi estirpe, por vía materna (y otros tatuajes que tengo pendiente hacerme y que, llegado el caso, ya comentaré pormenorizadamente). Y, evidentemente, para ello me puse -y siempre me pondré- en manos de la mejor tatuadora de Palencia, de Patri Castro, una chica increíble, inteligente, despierta, resuelta y resolutiva, tenaz y decidida, audaz y talentosa, con gran perspicacia, con mucha cultura de la vida, esa cultura urbana de la escuela de la calle que es tan importante e incluso más que la que puedan ofrecer los libros. Pero es que además es una persona con inquietudes, también intelectuales, con afán por aprender cosas nuevas, con ese constante interés de eterna curiosa que es tan gratificante y entrañable, tan admirablemente fantástico, y bien lo puedo atestiguar yo que tuve oportunidad de darle alguna clase y, posteriormente, de conocerla cada vez más y mejor hasta darme cuenta de que es, sin duda, una de las personas más maravillosas que uno quepa imaginarse. Imposible no quererla intensamente (aunque me encante vacilarla o precisamente por ello) ya que se trata de una persona muy especial. Pero más allá de su excepcional calidad humana -sencillamente espectacular-, como profesional es igualmente excelente, espléndida, magnífica. Desarrolla un trabajo con una pericia y una habilidad que dan buena muestra y son indudable reflejo de su mucha práctica, de su experiencia -dilatada ya pese a su juventud por su gran precocidad- y de su indiscutible esfuerzo con un nivel de autoexigencia que la han llevado a realizar tatuajes cada vez de mayor enjundia y complejidad y siempre con una maestría y desenvoltura y, sobre todo, con un acabado final sencillamente impresionante.


En un tiempo en que a veces predominan jóvenes abúlicos o haraganes de superlativa holgazanería sin apenas horizontes, da gusto encontrar esos seres excepcionales que se erigen en personalidades trabajadoras con semejante talento ofreciendo lo mejor de sí de una forma tan maravillosamente fascinante y, por ende, se antoja imprescindible reivindicar su importancia y reconocer su descollante mérito. Sin lugar a dudas, la mejor tatuadora de Palencia, amén de una preciosa y bellísima persona -tanto por dentro como por fuera- cuyo acervo de virtudes es descomunal, es Patri Castro Álvarez. Y aun cuando pueda achacárseme falta de objetividad y escasa imparcialidad por nuestra constante y estrecha relación puedo asegurar con total ecuanimidad que se trata de una experta enormemente capacitada y competente, de enorme valía, y con unas aptitudes fuera de toda duda a la hora de realizar tatuajes, con diseños sugerentes y sugestivos, rompedores y originales, pero siempre amoldándose a los deseos del cliente, aconsejando con precisión, adaptándose para satisfacer las necesidades de cada uno, dando las pautas y orientaciones pertinentes para el buen cuidado de los tatuajes, así que, en consecuencia, quien desee hacerse un tatuaje no debe dudar ni un momento en ponerse en las expertas manos de Patricieraink porque la satisfacción está más que garantizada gracias a la portentosa y fenomenal labor de la inconmensurablemente sensacional Patri. 😉

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